Los primeros días en El Salvador (V)
Miércoles 29 de octubre, 2003
Ea, que rápido me he puesto de nuevo a escribir. Es que pasan tantas cosas... que no sé si cuando me ponga a contaras me acordaré. DE momento me voy a poner un poco melancólica y voy a darles envidia, que voy a describir un poco mis impresiones del CEDEFAR.
Para empezar, mi dormitorio tiene vistas al mar. Allá a lo lejos, en el horizonte, se ve el Pacífico. Antes hay que posar la mirada en los frutales de la finca: guayaberas, alguna papaya, muchos mangos... Más allá se ve más tierra firme, no se alcanza a distinguir, pero son tierras de cultivo. Todo verde y precioso.
Amanecemos a las 6 am, con los primeros rayos de sol y los quiquiriquí de los gallos de la finca. Menos mal que no son muy madrugadores. A esas horas se está estupendo, no hace calor, ni frío, hay un poco de humedad en el ambiente, pero no excesiva. Los pájaros empiezan a cantar a medida que sale el sol. Cuando pega ya se callan. Debe haber muchas especies diferentes, tengo que conseguir un libro de aves.
La finca tiene diversos edificios que se comunican entre sí con caminos de losas llenas de musguillo, entre las que crece el césped. Hay que andar con ojo por si están resbaladizas. En los bordes del camino trabajan las hormigas. No sé que clase de hormigas son, pero hacen unos hormigueros bien curiosos. Sabéis que van dejando el montoncito de arena fuera del agujero. Allá toma forma como de volcán, digamos. Bueno, aquí toma forma de cuello de vasija. Sí, vasija de esas de barro con el cuerpo anchote, luego se estrechan y luego vuelven a abrirse. Pues eso mismo hacen, pero sin la parte anchota de abajo. Yo me pregunto cómo no cae la parte superior, porque parece que se sostiene en el aire, y son sólo granitos de arena. Supongo que la tierra es bien rica en arcilla y por eso se sujetan, exactamente igual que una vasija. (Vaya rollo os he metido con las hormigas, jeje).
Infinidad de insectos pasean buscando la sombra en las horas más calurosas del día. Cosas bien curiosas he visto. Lombrices que cambian de color según avanzan, pero no de marrón a negro, de marrón a verde fosforito. Por todas partes pasean las gallinas picoteando el suelo.
Y la noche... Es lo mejor. Hay que ir con linterna, no hay luces por los caminos. Pero eso es una ventaja para poder ver el inmenso cielo estrellado en las noches sin luna. Ahora está creciente, pero recién empezó a crecer, así que se pueden apreciar muchísimas estrellas. Marte sigue ahí, se lo ve brillar con mucha fuerza. La Vía Láctea cruza buena parte de mi campo de visión, allá en mi "observatorio" (el porche de mis dormitorios). Y las constelaciones se ven estupendamente. Menos mal que no he cambiado de hemisferio y las 4 que conozco las puedo ver bien :P
Ayer se nos olvidó comprar los cestillos para mi ropa. Esta mañana Luis me dijo que bajaba otra vez a Cara Sucia y que si quería podía ir con él. Así que después de tomarme mis frijoles reglamentarios, acompañados por queso salado y un huevo frito, y por supuesto una tortilla de maíz, agarramos el pick up rumbo al pueblo. La gente me mira rarísimo. Deben sentirse como la primera vez que yo vi un negro... Pero ellos deben estar más acostumbrados... En este país hay mucha gente blanquita, "chele" que dicen aquí.
El caso es que llegamos al pueblo y lo primero es llamar por teléfono, Luis tenía que hablar con la oficina. Lo de llamar por teléfono es otra odisea en este país. Hay como yo que sé cuantas compañías de teléfono, cada una con sus cabinas particulares, de forma que hay que ir con tres tarjetas prepago diferentes por si acaso no hay cabina de la compañía que te gusta. Teléfonos de monedas están contados. De tarjeta de chip hay unos cuantos, pero la mayoría usan tarjetas de estas de rascar y marcar el código.
Me pasó para hablar con Alfredo que quería saber si estaba bien y toda esa onda. Le dije que por supuesto que sí, y me pasó con Marta. Esta me contó que su novio Mario va a estar con ella esta semana en la casa, y ya se irá a Santa Marta. Y me dijo que mañana han quedado todos para ir al consulado y arreglar los papeles. Leches, que estoy a tomar por culo. Pero le digo que me lo pensaré y lo hablaré con Luis, que es el que me tiene que llevar y traer de un lado para otro. Éste me convence de que me puede llevar a Sonsonate en bus, allí agarraría otro a San Salvador, donde me recogería Alfredo y me llevaría a mi destino, la oficina de la Organización de Estados Iberoamericanos, donde es la cita.
Después de hacer todo, intentaré mandaros este mail y otros que tengo que mandar a mi profesor y a más gente.
DEspués de llamar fuimos a buscar un ciber, para ver si me había respondido mi profe. Síiii, lo había hecho, pero como yo no tenía tiempo, corté todos los mails que me habían mandado (menos los de eresmas, que no se dejaban abrir) y los pegué en un txt. Yo llevaba un disco por si acaso... No me lo aceptaba, decía que no tenía formato. Joer, si lo usé antes de ayer mismo... Pues nada, yo apurada le pregunté a la señora si tenía discos: a 80 centavos la pieza. Que abusones, encima estuve media hora y me cobraron la hora entera porque no cobran fracciones. No vuelvo allí, voy a buscar otro que hay por algún otro lado. A todo esto, el "ciber" del que os hablo es una señora con un ordenador, conexión a internet y una fotocopiadora en el hall de su casa. Bien pintoresco.
Compramos la cajonera-ropero y volvimos en el bus a casa. Esta vez sentada, qué bien se viaja así. Al llegar, me animé a ayudar a recoger el maíz con "los hombres". Ellos cortaban las mazorcas, macheteaban la planta desde la base para limpiar el terreno, y tiraban la mazorca bajo un árbol. yo me encargaba de recogerlas en una caja de fruta y apilarlas abajo. Joer cómo pesaban. Pero si las dejaba más vacías, tendría que darme unos cuantos viajes de más. Qué sudores, y yo quejándome cuando los otros hacían mucho más trabajo que yo. Quejándome en silencio, claro, como se hace con las almorranas.
Hora de almorzar: pescado, arroz y tortilla de maíz. Por lo escaso adelgazo seguro, pero tampoco es que tuviese mucha más hambre. DEspués de reposar un poco la comida, me fui al ordenador a escribir mails y toda la verga. Programar la sonda de temperatura y humedad e instalarla en el invernadero. No me vieron el pelo y pensaron que me había ido a Cara Sucia. Ya me gustaría andar de juerga por ahí.
He cenado frijoles, calabaza, queso salado y tortilla. Se lo cuento para que vean la monotonía de mis comidas. El desayuno serán frijoles, queso salado, tortilla y algo más... Pero mañana no desayuno aquí. Para ir a SanSal tengo que salir de aquí a las 6.30 que pasa un bus... Me voy ya a la cama, sólo de pensarlo me agoto (son las 20.30, jeje soy bien dormilona).
Muchos besosss!!
Ea, que rápido me he puesto de nuevo a escribir. Es que pasan tantas cosas... que no sé si cuando me ponga a contaras me acordaré. DE momento me voy a poner un poco melancólica y voy a darles envidia, que voy a describir un poco mis impresiones del CEDEFAR.
Para empezar, mi dormitorio tiene vistas al mar. Allá a lo lejos, en el horizonte, se ve el Pacífico. Antes hay que posar la mirada en los frutales de la finca: guayaberas, alguna papaya, muchos mangos... Más allá se ve más tierra firme, no se alcanza a distinguir, pero son tierras de cultivo. Todo verde y precioso.
Amanecemos a las 6 am, con los primeros rayos de sol y los quiquiriquí de los gallos de la finca. Menos mal que no son muy madrugadores. A esas horas se está estupendo, no hace calor, ni frío, hay un poco de humedad en el ambiente, pero no excesiva. Los pájaros empiezan a cantar a medida que sale el sol. Cuando pega ya se callan. Debe haber muchas especies diferentes, tengo que conseguir un libro de aves.
La finca tiene diversos edificios que se comunican entre sí con caminos de losas llenas de musguillo, entre las que crece el césped. Hay que andar con ojo por si están resbaladizas. En los bordes del camino trabajan las hormigas. No sé que clase de hormigas son, pero hacen unos hormigueros bien curiosos. Sabéis que van dejando el montoncito de arena fuera del agujero. Allá toma forma como de volcán, digamos. Bueno, aquí toma forma de cuello de vasija. Sí, vasija de esas de barro con el cuerpo anchote, luego se estrechan y luego vuelven a abrirse. Pues eso mismo hacen, pero sin la parte anchota de abajo. Yo me pregunto cómo no cae la parte superior, porque parece que se sostiene en el aire, y son sólo granitos de arena. Supongo que la tierra es bien rica en arcilla y por eso se sujetan, exactamente igual que una vasija. (Vaya rollo os he metido con las hormigas, jeje).
Infinidad de insectos pasean buscando la sombra en las horas más calurosas del día. Cosas bien curiosas he visto. Lombrices que cambian de color según avanzan, pero no de marrón a negro, de marrón a verde fosforito. Por todas partes pasean las gallinas picoteando el suelo.
Y la noche... Es lo mejor. Hay que ir con linterna, no hay luces por los caminos. Pero eso es una ventaja para poder ver el inmenso cielo estrellado en las noches sin luna. Ahora está creciente, pero recién empezó a crecer, así que se pueden apreciar muchísimas estrellas. Marte sigue ahí, se lo ve brillar con mucha fuerza. La Vía Láctea cruza buena parte de mi campo de visión, allá en mi "observatorio" (el porche de mis dormitorios). Y las constelaciones se ven estupendamente. Menos mal que no he cambiado de hemisferio y las 4 que conozco las puedo ver bien :P
Ayer se nos olvidó comprar los cestillos para mi ropa. Esta mañana Luis me dijo que bajaba otra vez a Cara Sucia y que si quería podía ir con él. Así que después de tomarme mis frijoles reglamentarios, acompañados por queso salado y un huevo frito, y por supuesto una tortilla de maíz, agarramos el pick up rumbo al pueblo. La gente me mira rarísimo. Deben sentirse como la primera vez que yo vi un negro... Pero ellos deben estar más acostumbrados... En este país hay mucha gente blanquita, "chele" que dicen aquí.
El caso es que llegamos al pueblo y lo primero es llamar por teléfono, Luis tenía que hablar con la oficina. Lo de llamar por teléfono es otra odisea en este país. Hay como yo que sé cuantas compañías de teléfono, cada una con sus cabinas particulares, de forma que hay que ir con tres tarjetas prepago diferentes por si acaso no hay cabina de la compañía que te gusta. Teléfonos de monedas están contados. De tarjeta de chip hay unos cuantos, pero la mayoría usan tarjetas de estas de rascar y marcar el código.
Me pasó para hablar con Alfredo que quería saber si estaba bien y toda esa onda. Le dije que por supuesto que sí, y me pasó con Marta. Esta me contó que su novio Mario va a estar con ella esta semana en la casa, y ya se irá a Santa Marta. Y me dijo que mañana han quedado todos para ir al consulado y arreglar los papeles. Leches, que estoy a tomar por culo. Pero le digo que me lo pensaré y lo hablaré con Luis, que es el que me tiene que llevar y traer de un lado para otro. Éste me convence de que me puede llevar a Sonsonate en bus, allí agarraría otro a San Salvador, donde me recogería Alfredo y me llevaría a mi destino, la oficina de la Organización de Estados Iberoamericanos, donde es la cita.
Después de hacer todo, intentaré mandaros este mail y otros que tengo que mandar a mi profesor y a más gente.
DEspués de llamar fuimos a buscar un ciber, para ver si me había respondido mi profe. Síiii, lo había hecho, pero como yo no tenía tiempo, corté todos los mails que me habían mandado (menos los de eresmas, que no se dejaban abrir) y los pegué en un txt. Yo llevaba un disco por si acaso... No me lo aceptaba, decía que no tenía formato. Joer, si lo usé antes de ayer mismo... Pues nada, yo apurada le pregunté a la señora si tenía discos: a 80 centavos la pieza. Que abusones, encima estuve media hora y me cobraron la hora entera porque no cobran fracciones. No vuelvo allí, voy a buscar otro que hay por algún otro lado. A todo esto, el "ciber" del que os hablo es una señora con un ordenador, conexión a internet y una fotocopiadora en el hall de su casa. Bien pintoresco.
Compramos la cajonera-ropero y volvimos en el bus a casa. Esta vez sentada, qué bien se viaja así. Al llegar, me animé a ayudar a recoger el maíz con "los hombres". Ellos cortaban las mazorcas, macheteaban la planta desde la base para limpiar el terreno, y tiraban la mazorca bajo un árbol. yo me encargaba de recogerlas en una caja de fruta y apilarlas abajo. Joer cómo pesaban. Pero si las dejaba más vacías, tendría que darme unos cuantos viajes de más. Qué sudores, y yo quejándome cuando los otros hacían mucho más trabajo que yo. Quejándome en silencio, claro, como se hace con las almorranas.
Hora de almorzar: pescado, arroz y tortilla de maíz. Por lo escaso adelgazo seguro, pero tampoco es que tuviese mucha más hambre. DEspués de reposar un poco la comida, me fui al ordenador a escribir mails y toda la verga. Programar la sonda de temperatura y humedad e instalarla en el invernadero. No me vieron el pelo y pensaron que me había ido a Cara Sucia. Ya me gustaría andar de juerga por ahí.
He cenado frijoles, calabaza, queso salado y tortilla. Se lo cuento para que vean la monotonía de mis comidas. El desayuno serán frijoles, queso salado, tortilla y algo más... Pero mañana no desayuno aquí. Para ir a SanSal tengo que salir de aquí a las 6.30 que pasa un bus... Me voy ya a la cama, sólo de pensarlo me agoto (son las 20.30, jeje soy bien dormilona).
Muchos besosss!!
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