Martes 24 de febrero. (FELICIDADES NAYRA.) Miércoles 25 de febrero. (FELICIDADES PATRICIA) Jueves 26 de febrero.
Felicidades Ñañaaaaa!!!! Ay, que no pude llamarte. Lo hubiese hecho a primera hora de la mañana (después del mediodía allá) si hubiese sabido que estabas en casa, pero como no era seguro y las llamadas son caras... Ya te llamó Pablo por mí.
Pues me levanté con intención de tomar el bus a las 6, y más o menos fue así, esperé a que saliese el sol y salí de casa.
En el bus a Sonsonate no dejan de poner películas de acción con un tipo que no sé cómo se llama, pero a juzgar por la cantidad de películas que he visto de él, debe ser famosete. Es un chino que en la mayoría de sus películas es de la policía secreta de Hong Kong. Suele ser el bueno y está bueno. Prefiero estas películas a las mejicanas, eso sí.
Al llegar al CEDEFAR, me fijé en que había un bus escolar dentro y pensé que serían capacitaciones de Salva Natura, que ocupan nuestros locales. Algo así era, lo que pasa es que iban a estar allí toda la semana, aunque (por suerte) no dormían allí. Eran un montón de chicos, yo creo que de 16 a 25 años o así, la mayoría más pequeños que yo.
El caso es que llegué sin hacerles mucho caso, ya que estaban en medio de una clase y no me parecía oportuno interrumpirles. Pero parece que a ellos les interesaba mucho más la gringuita que la madera. Qué suplicio. Durante el resto de la semana tuve que aguantar sus silbiditos, sus grititos de hey beautiful!, sus miradas... Y es que eran terribles y yo tenía que pasar por delante de ellos varias veces al día. Obviamente, los ignoraba. En una de estas que pasé ignorándolos, uno de ellos dijo algo así como es una creída. Lo que me faltaba. En otra ocasión les grité no sean groseros, tengan educación y creo que la siguiente vez directamente les grité ¡Payasos!.
A todo esto, yo no era la que peor lo pasaba. Había venido otra chica, Marixa, a ayudar en la cocina y a la pobre le daba tantísima vergüenza que cuando tenía que ir a lavar los platos se saltaba el muro por no salir por la puerta y pasar por delante de los chicos.
En otra ocasión, a algún comentario de qué linda es la gringuita le dije claramente que yo no era gringa y que hablo español. Pero les dio igual, siguieron diciéndome lo de beautiful.
Creo que ya el jueves Luis los puso más o menos firmes. Les dijo que si acaso eran coyotes, atacando en manada. Que si alguno tenía algo que decirme, que me lo dijese a solas, no berreando escondido en el grupo. Bueno, mano de santo, ya no volvieron a silbarme. Me crucé con uno de ellos y yo (que no sabía nada de lo que Luis les había dicho) le dije hola. Y él me respondió con otro hola. En ese momento, desde arriba los otros le llamaron cobarde o algo así y él les gritó qué no? Preguntadle lo que le he dicho!. Juas, cuando me explicó Luis su charla, lo entendí todo y no pude hacer más que reírme del pobre infeliz que se chuleaba de haberme dicho hola.
Cuando se fueron el jueves por la tarde, subiendo en el pickup por el lateral de la finca, yo estaba a la vista y en cuanto me vieron, volvieron a berrear como si estuviesen en un rodeo. No tienen perdón.
Esta semana acabó la Gata Salvaje. El miércoles fue el último capítulo: Aleluya! Jo, no sabía cuán duro podía ser ver el último capítulo de un culebrón sin Pablo al lado. Todos romanticones, no hacían más que darse besos, más besos y hacer el amor apasionadamente. Se acababan casando todos los buenos y los malos salían todos escarmentados. Vamos, un cuento de hadas y yo muriéndome de envidia por no tener a mi niño al lado.
Así que ya soy libre de todo tipo de culebrones, no más estar duchada a las 17.55 porque la gata empieza a las 18, no más estar pendiente de qué pasó en el episodio que me perdí, no más desesperarme porque los protagonistas son estúpidos y no ven lo que tienen delante de las narices. Libre de todo eso y para siempre. De verdad que no veré ni un solo culebrón más. Si algún día me convierto en un ama de casa que necesita la televisión para pasar las horas, prometo sacar de la biblioteca la colección de videos de la National Geografic, incluso prefiero verme Verano azul de nuevo.
Se me ha muerto alguna planta más. Hongo parece ser, ay qué desgracia, pero este invernadero no es el más adecuado para evitar la propagación de los hongos. La noche del jueves hizo mucho viento y me tumbó una fila entera de tomates que ya estaban muy hermosos. Por lo demás, les doblé la dosis de fertilizante para llegar a la normal. Tengo plantas de todos los tamaños, desde 13 a 34 cm de altura. A saber qué carajo les pasa. Muchas de ellas ya han echado flor, lo cual es bastante precipitado y me pilló un poco de improviso porque no sabíamos cómo íbamos a polinizar. La semana siguiente se solucionó con fitohormonas polinizadoras, porque organizar una colmena para este invernaderito era un poco complicado.
Pues me levanté con intención de tomar el bus a las 6, y más o menos fue así, esperé a que saliese el sol y salí de casa.
En el bus a Sonsonate no dejan de poner películas de acción con un tipo que no sé cómo se llama, pero a juzgar por la cantidad de películas que he visto de él, debe ser famosete. Es un chino que en la mayoría de sus películas es de la policía secreta de Hong Kong. Suele ser el bueno y está bueno. Prefiero estas películas a las mejicanas, eso sí.
Al llegar al CEDEFAR, me fijé en que había un bus escolar dentro y pensé que serían capacitaciones de Salva Natura, que ocupan nuestros locales. Algo así era, lo que pasa es que iban a estar allí toda la semana, aunque (por suerte) no dormían allí. Eran un montón de chicos, yo creo que de 16 a 25 años o así, la mayoría más pequeños que yo.
El caso es que llegué sin hacerles mucho caso, ya que estaban en medio de una clase y no me parecía oportuno interrumpirles. Pero parece que a ellos les interesaba mucho más la gringuita que la madera. Qué suplicio. Durante el resto de la semana tuve que aguantar sus silbiditos, sus grititos de hey beautiful!, sus miradas... Y es que eran terribles y yo tenía que pasar por delante de ellos varias veces al día. Obviamente, los ignoraba. En una de estas que pasé ignorándolos, uno de ellos dijo algo así como es una creída. Lo que me faltaba. En otra ocasión les grité no sean groseros, tengan educación y creo que la siguiente vez directamente les grité ¡Payasos!.
A todo esto, yo no era la que peor lo pasaba. Había venido otra chica, Marixa, a ayudar en la cocina y a la pobre le daba tantísima vergüenza que cuando tenía que ir a lavar los platos se saltaba el muro por no salir por la puerta y pasar por delante de los chicos.
En otra ocasión, a algún comentario de qué linda es la gringuita le dije claramente que yo no era gringa y que hablo español. Pero les dio igual, siguieron diciéndome lo de beautiful.
Creo que ya el jueves Luis los puso más o menos firmes. Les dijo que si acaso eran coyotes, atacando en manada. Que si alguno tenía algo que decirme, que me lo dijese a solas, no berreando escondido en el grupo. Bueno, mano de santo, ya no volvieron a silbarme. Me crucé con uno de ellos y yo (que no sabía nada de lo que Luis les había dicho) le dije hola. Y él me respondió con otro hola. En ese momento, desde arriba los otros le llamaron cobarde o algo así y él les gritó qué no? Preguntadle lo que le he dicho!. Juas, cuando me explicó Luis su charla, lo entendí todo y no pude hacer más que reírme del pobre infeliz que se chuleaba de haberme dicho hola.
Cuando se fueron el jueves por la tarde, subiendo en el pickup por el lateral de la finca, yo estaba a la vista y en cuanto me vieron, volvieron a berrear como si estuviesen en un rodeo. No tienen perdón.
Esta semana acabó la Gata Salvaje. El miércoles fue el último capítulo: Aleluya! Jo, no sabía cuán duro podía ser ver el último capítulo de un culebrón sin Pablo al lado. Todos romanticones, no hacían más que darse besos, más besos y hacer el amor apasionadamente. Se acababan casando todos los buenos y los malos salían todos escarmentados. Vamos, un cuento de hadas y yo muriéndome de envidia por no tener a mi niño al lado.
Así que ya soy libre de todo tipo de culebrones, no más estar duchada a las 17.55 porque la gata empieza a las 18, no más estar pendiente de qué pasó en el episodio que me perdí, no más desesperarme porque los protagonistas son estúpidos y no ven lo que tienen delante de las narices. Libre de todo eso y para siempre. De verdad que no veré ni un solo culebrón más. Si algún día me convierto en un ama de casa que necesita la televisión para pasar las horas, prometo sacar de la biblioteca la colección de videos de la National Geografic, incluso prefiero verme Verano azul de nuevo.
Se me ha muerto alguna planta más. Hongo parece ser, ay qué desgracia, pero este invernadero no es el más adecuado para evitar la propagación de los hongos. La noche del jueves hizo mucho viento y me tumbó una fila entera de tomates que ya estaban muy hermosos. Por lo demás, les doblé la dosis de fertilizante para llegar a la normal. Tengo plantas de todos los tamaños, desde 13 a 34 cm de altura. A saber qué carajo les pasa. Muchas de ellas ya han echado flor, lo cual es bastante precipitado y me pilló un poco de improviso porque no sabíamos cómo íbamos a polinizar. La semana siguiente se solucionó con fitohormonas polinizadoras, porque organizar una colmena para este invernaderito era un poco complicado.
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