Jueves 12 de febrero. Me hago profesora.
Debería al menos apuntar en algún sitio las cosas más significativas que me pasan cada día, para no tener que hacer este esfuerzo de estrujarme los sesos. Total, luego me confundo de día y tengo que estar cambiando las cosas de sitio.
Sé que este día bajé al pueblo. Compré jeringas para los fertilizantes, eché la carta (definitivamente es mejor no enviar las cartas a Cara Sucia, perdí 4 ya) y fui al ciber para imprimir un par de formularios que Luis me tenía que llenar en calidad de "director de beca". 35 ctv por cada página impresa. Y eso que era texto solamente... Qué precios más abusivos. Pero claro... No hay otra, o me lo imprime el tipo este, o me quedo sin ello...
Este día empecé a tener problemas con los tomates... De forma más o menos seria. Unos se me marchitaban, aunque los regaba igual que al resto. Les daba un riego extra y a lo bestia y se recuperaban, pero al día siguiente estaban igual...
Ah, ya me acuerdo qué hice este día... Empecé a dar clases de matemáticas a los muchachos. Los hay de todos los niveles así que hay que ir tanteando hasta donde llega cada uno para ayudarlo a que alcance a los demás. Comenzamos con sumas... Eliseo les había dejado unas cuantas sumas en la pizarra. Algunas de ellas con truco, es decir, no bien colocadas:
25
2345 +
321
________ Pues el resultado de la mayoría de ellos fue:
237735
Hubo que dejarles claro cómo se suma. Aquí yo me sentí perdida, me decía "pufff, estos están muy mal". Pero poco a poco vi que fue sólo un desliz.
Con la resta surgieron algunos problemas más. En particular dos chicos, Huber (¿se escribirá así?) y Víctor, que tenían problemas con el "prestar". Yo no entendía a qué se referían con lo de prestar hasta que me lo explicaron. Es que a mí nunca me enseñaron a restar "prestando". Al menos no usábamos esa expresión. Para los que sean de mi escuela: restemos 345-78
345 3(3)15 (2)13 5 2 45
-78 - 7 8 - 7 8 - 78
________________________________
7 6 7 2 67
El caso es que se presta (entre paréntesis el prestador) una de las 4 decenas a las unidades y luego una de las 3 centenas a las decenas. Fácil, pero yo no lo conocía.
Les dejé unas cuantas operaciones mútiples: 4376+543-256+78-3=??? con las que todos se hicieron un lío, hasta Glenda, la alumna aventajada (ha llegado hasta grado 9). La que les dejé para el día siguiente la habían copiado unos de otros. Ya entiendo cuando mi profesora decía que estaba claro que habíamos copiado. La verdad es que es harto evidente, sobre todo cuando es matemáticas y pones el resultado final y no tienes ni una sola hoja para justificar tus cálculos. Y cualquiera de nosotros somos capaces de hacer eso de cabeza, pero os aseguro que estos chavales no. Así que con esto inaguré el curso escolar.
Apunté el que tenía que hacerme con algún libro de matemáticas de primaria, porque por mucho que yo sepa multiplicar, dividir y todo esto, no sé cómo se enseña.
Después de comer, uno de los muchachos (de los que mejor van, por cierto) me habló: "¿se fijó usted en el muchacho que vino ayer con la camisa roja?"
-¿Uno con bicicleta? (lo recordé porque Chepe jugaba con su bicicleta el día anterior)
-"sí, ese"
-¿cómo se llama?
-"Francisco. Dice que usted le cae muy bien. Dice que como le cae muy bien quiere enseñarle karate, para su defensa personal."
- (Yo me aguantaba la risa) Aahh, karate, pero yo es que ya sé karate. Soy cinturón amarillo con raya naranja de karate (vamos, una mierda, es el segundo cinturón y nunca me examiné del tercero). Y no tengo mucho tiempo para... Recibir clases de karate.
A todo esto, yo al chaval de la camisa roja no lo conozco de nada, que yo sepa, así que no sé de qué le caigo bien. Pero como el otro era un mandado, pues me lo contó, aunque se fue entre risitas.
Sé que este día bajé al pueblo. Compré jeringas para los fertilizantes, eché la carta (definitivamente es mejor no enviar las cartas a Cara Sucia, perdí 4 ya) y fui al ciber para imprimir un par de formularios que Luis me tenía que llenar en calidad de "director de beca". 35 ctv por cada página impresa. Y eso que era texto solamente... Qué precios más abusivos. Pero claro... No hay otra, o me lo imprime el tipo este, o me quedo sin ello...
Este día empecé a tener problemas con los tomates... De forma más o menos seria. Unos se me marchitaban, aunque los regaba igual que al resto. Les daba un riego extra y a lo bestia y se recuperaban, pero al día siguiente estaban igual...
Ah, ya me acuerdo qué hice este día... Empecé a dar clases de matemáticas a los muchachos. Los hay de todos los niveles así que hay que ir tanteando hasta donde llega cada uno para ayudarlo a que alcance a los demás. Comenzamos con sumas... Eliseo les había dejado unas cuantas sumas en la pizarra. Algunas de ellas con truco, es decir, no bien colocadas:
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________ Pues el resultado de la mayoría de ellos fue:
237735
Hubo que dejarles claro cómo se suma. Aquí yo me sentí perdida, me decía "pufff, estos están muy mal". Pero poco a poco vi que fue sólo un desliz.
Con la resta surgieron algunos problemas más. En particular dos chicos, Huber (¿se escribirá así?) y Víctor, que tenían problemas con el "prestar". Yo no entendía a qué se referían con lo de prestar hasta que me lo explicaron. Es que a mí nunca me enseñaron a restar "prestando". Al menos no usábamos esa expresión. Para los que sean de mi escuela: restemos 345-78
345 3(3)15 (2)13 5 2 45
-78 - 7 8 - 7 8 - 78
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El caso es que se presta (entre paréntesis el prestador) una de las 4 decenas a las unidades y luego una de las 3 centenas a las decenas. Fácil, pero yo no lo conocía.
Les dejé unas cuantas operaciones mútiples: 4376+543-256+78-3=??? con las que todos se hicieron un lío, hasta Glenda, la alumna aventajada (ha llegado hasta grado 9). La que les dejé para el día siguiente la habían copiado unos de otros. Ya entiendo cuando mi profesora decía que estaba claro que habíamos copiado. La verdad es que es harto evidente, sobre todo cuando es matemáticas y pones el resultado final y no tienes ni una sola hoja para justificar tus cálculos. Y cualquiera de nosotros somos capaces de hacer eso de cabeza, pero os aseguro que estos chavales no. Así que con esto inaguré el curso escolar.
Apunté el que tenía que hacerme con algún libro de matemáticas de primaria, porque por mucho que yo sepa multiplicar, dividir y todo esto, no sé cómo se enseña.
Después de comer, uno de los muchachos (de los que mejor van, por cierto) me habló: "¿se fijó usted en el muchacho que vino ayer con la camisa roja?"
-¿Uno con bicicleta? (lo recordé porque Chepe jugaba con su bicicleta el día anterior)
-"sí, ese"
-¿cómo se llama?
-"Francisco. Dice que usted le cae muy bien. Dice que como le cae muy bien quiere enseñarle karate, para su defensa personal."
- (Yo me aguantaba la risa) Aahh, karate, pero yo es que ya sé karate. Soy cinturón amarillo con raya naranja de karate (vamos, una mierda, es el segundo cinturón y nunca me examiné del tercero). Y no tengo mucho tiempo para... Recibir clases de karate.
A todo esto, yo al chaval de la camisa roja no lo conozco de nada, que yo sepa, así que no sé de qué le caigo bien. Pero como el otro era un mandado, pues me lo contó, aunque se fue entre risitas.
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