Domingo 8 de febrero. Más playaaaa.
Hada y yo nos levantamos para ver el amanecer en la playa y decidimos no esperar a nadie para no perdernóslo. Yo iba en pijama aunque me llevé algo de abrigo, chocolate y agua. Todavía quedaba bastante para el amanecer y encima no salía por el mar sino por encima de un saliente de tierra que había justo allí. Mala suerte. Pero caminamos hacia el este por la playa, un buen paseo y precioso. Acabamos con el chocolate, la leche condensada (soy así de golosa) y cuando salió el sol, dimos media vuelta.
Era precioso, veíamos a los pelícanos en bandadas, formaban una fila y seguían la cresta de la ola buscando pescado. El suelo estaba lleno de caracolas que había dejado la marea. Trataban de meterse bajo tierra y mantenerse en la zona a la que llegaban las olas. También había cangrejillos que corrían a unas velocidades... Y perros que jugaban con las olas y se acercaban juguetones a nosotros, aunque no se dejaban tocar.
Después, fuimos a ver si nos echábamos una siesta mañanera en las hamacas, hasta la hora del desayuno. Con tanta guarrería yo no tenía mucha hambre así que cuando llegaron las muchachas de la cafetería para saber si queríamos algo, yo les dije que me guardasen algo de leche que ya llegaría por allá. Fruta no tenían, cachis.
Después del desayuno, engañé a Hada para ir a darnos un baño en alguna de las piscinas. Nos acercamos al jacuzzi, pero no lo ponían nunca en funcionamiento, qué pena. Así que nos metimos en una normal y Hada me pidió clases de natación. Imaginaos lo que hice en 5 minutos... Y ella estaba más que contenta, cuando llegaron Érika y Ricardo les hizo una exhibición de sus nuevos "pasos de natación". En realidad le quedaba muy bien, pero no aguantaba más de cuatro metros, jajaja. Y siguió nadando a perrito, que es el estilo nacional. Tanta playa y que no sepan nadar... Me parece delito.
Desde la piscina pedimos unos cocos helados, que nos trajeron al ratito. Bajo el sol, en bañador, con un coco con pajita en la mano... Me sentía como estrella de cine en su mansión de Beverlly Hills. Después fuimos a la cafetería a que nos los abriesen para comernos la pulpa. El mío era el más maduro, menos mal porque no me gusta mucho el
"moco" de cuando están tiernos.
De nuevo, engañé a hada para que fuésemos a la playa. Ella era la única que se animó, Carlos por ejemplo ni pisó la playa. Ellos se lo pierden. Adonay también se bañó, pero solo y creo que para que se le pasase la goma (resaca).
Fuimos a tostarnos, cosa que yo logré literalmente porque como soy así de astuta no me puse protector. Aquí dicen "como un camarón" en vez de cangrejo. Así me quedé. Pero no me molestó más tarde y se transformó al día siguiente en un estupendo morenito aunque con las mejillas coloradas.
¿He mencionado que me encantan las olas aquí? Son de película, aunque no son muy altas, rompen así como las de los suferos, formando un túnel dentro y hacen muchísima espuma. Es divertidísimo saltarlas porque hay muchísimas y algunas enormes que te dan unos revolcones que te dejan desorientado y todo. Hada decía que qué loca que estoy, pero yo me sentía muy segura porque hacía pie y no notaba ninguna corriente en esa zona.
Tocaba comer... Restos. Pero después de una mañana de playa cualquier cosa sienta estupendamente. Después me eché en una tumbona, esta vez con protector solar, para broncearme de lo lindo. Media hora antes de salir me di un buen chapuzón en lapiscina que me sentó de muerte.
El viaje de vuelta fue hablando de música sobre todo. Puede que vaya a un concierto de Mago de Oz el 27 de febrero. Me hace ilusión ir a algo así, me gustaría haber ido a alguno en España y el poder ir aquí me emociona muchísimo más. Siempre que uno está en el extranjero le emociona ver cosas de su propio país.
Quedamos para ver Mystic River por la tarde, al final Érika y Ricardo no aparecieron y fuimos Pábel (que pasó a buscarnos en coche), Hada, Alex y yo. En el cine me encontré con "toda la peña". Es decir, todos los españoles que conozco y que hacía mucho que no veía. No los becarios que están conmigo, sino a los que había conocido en otras ocasiones: Josete, Miriam, Xabi, Alejandro... Había muchos más españoles por allí, pero a esos ya no los conocía. La verdad es que la sala era prácticamente mitad y mitad.
A mí la película me gustó. Los salvadoreños decían que "psa" y los españoles, como son de estos tope alternativos-voluntarios-cooperantes, pues salieron echando pestes. Creo que tengo algún problema con la crítica del cine ya que me trago casi lo que sea y salgo contenta. Al menos no tengo Armaggedon entre mis películas favoritas (va por Pablo). Yo es que voy al cine para entretenerme, no para sacar ninguna colclusión acerca de los problemas del mundo ni para ponerme a pensar si el personaje es creíble o no... Hay veces que es inevitable el que un personaje, el argumento o lo que sea, te choque demasiado. Entonces sí que critico, pero creo que hay gente que va al cine sólo para eso: para hacer la crítica. Pues que se dediquen a ello si tan buenos son y ya de paso reciban un salario por ello.
Era precioso, veíamos a los pelícanos en bandadas, formaban una fila y seguían la cresta de la ola buscando pescado. El suelo estaba lleno de caracolas que había dejado la marea. Trataban de meterse bajo tierra y mantenerse en la zona a la que llegaban las olas. También había cangrejillos que corrían a unas velocidades... Y perros que jugaban con las olas y se acercaban juguetones a nosotros, aunque no se dejaban tocar.
Después, fuimos a ver si nos echábamos una siesta mañanera en las hamacas, hasta la hora del desayuno. Con tanta guarrería yo no tenía mucha hambre así que cuando llegaron las muchachas de la cafetería para saber si queríamos algo, yo les dije que me guardasen algo de leche que ya llegaría por allá. Fruta no tenían, cachis.
Después del desayuno, engañé a Hada para ir a darnos un baño en alguna de las piscinas. Nos acercamos al jacuzzi, pero no lo ponían nunca en funcionamiento, qué pena. Así que nos metimos en una normal y Hada me pidió clases de natación. Imaginaos lo que hice en 5 minutos... Y ella estaba más que contenta, cuando llegaron Érika y Ricardo les hizo una exhibición de sus nuevos "pasos de natación". En realidad le quedaba muy bien, pero no aguantaba más de cuatro metros, jajaja. Y siguió nadando a perrito, que es el estilo nacional. Tanta playa y que no sepan nadar... Me parece delito.
Desde la piscina pedimos unos cocos helados, que nos trajeron al ratito. Bajo el sol, en bañador, con un coco con pajita en la mano... Me sentía como estrella de cine en su mansión de Beverlly Hills. Después fuimos a la cafetería a que nos los abriesen para comernos la pulpa. El mío era el más maduro, menos mal porque no me gusta mucho el
"moco" de cuando están tiernos.
De nuevo, engañé a hada para que fuésemos a la playa. Ella era la única que se animó, Carlos por ejemplo ni pisó la playa. Ellos se lo pierden. Adonay también se bañó, pero solo y creo que para que se le pasase la goma (resaca).
Fuimos a tostarnos, cosa que yo logré literalmente porque como soy así de astuta no me puse protector. Aquí dicen "como un camarón" en vez de cangrejo. Así me quedé. Pero no me molestó más tarde y se transformó al día siguiente en un estupendo morenito aunque con las mejillas coloradas.
¿He mencionado que me encantan las olas aquí? Son de película, aunque no son muy altas, rompen así como las de los suferos, formando un túnel dentro y hacen muchísima espuma. Es divertidísimo saltarlas porque hay muchísimas y algunas enormes que te dan unos revolcones que te dejan desorientado y todo. Hada decía que qué loca que estoy, pero yo me sentía muy segura porque hacía pie y no notaba ninguna corriente en esa zona.
Tocaba comer... Restos. Pero después de una mañana de playa cualquier cosa sienta estupendamente. Después me eché en una tumbona, esta vez con protector solar, para broncearme de lo lindo. Media hora antes de salir me di un buen chapuzón en lapiscina que me sentó de muerte.
El viaje de vuelta fue hablando de música sobre todo. Puede que vaya a un concierto de Mago de Oz el 27 de febrero. Me hace ilusión ir a algo así, me gustaría haber ido a alguno en España y el poder ir aquí me emociona muchísimo más. Siempre que uno está en el extranjero le emociona ver cosas de su propio país.
Quedamos para ver Mystic River por la tarde, al final Érika y Ricardo no aparecieron y fuimos Pábel (que pasó a buscarnos en coche), Hada, Alex y yo. En el cine me encontré con "toda la peña". Es decir, todos los españoles que conozco y que hacía mucho que no veía. No los becarios que están conmigo, sino a los que había conocido en otras ocasiones: Josete, Miriam, Xabi, Alejandro... Había muchos más españoles por allí, pero a esos ya no los conocía. La verdad es que la sala era prácticamente mitad y mitad.
A mí la película me gustó. Los salvadoreños decían que "psa" y los españoles, como son de estos tope alternativos-voluntarios-cooperantes, pues salieron echando pestes. Creo que tengo algún problema con la crítica del cine ya que me trago casi lo que sea y salgo contenta. Al menos no tengo Armaggedon entre mis películas favoritas (va por Pablo). Yo es que voy al cine para entretenerme, no para sacar ninguna colclusión acerca de los problemas del mundo ni para ponerme a pensar si el personaje es creíble o no... Hay veces que es inevitable el que un personaje, el argumento o lo que sea, te choque demasiado. Entonces sí que critico, pero creo que hay gente que va al cine sólo para eso: para hacer la crítica. Pues que se dediquen a ello si tan buenos son y ya de paso reciban un salario por ello.
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