Viernes 6 de febrero. Este está sin terminar
El tacuacín estaba en la puerta de mi dormitorio de nuevo: muerto y siendo devorado por las hormigas. Qué pena me dió. Pero mucha, suficientes penas tengo ahora en mi vida como para llevar en mi conciencia la muerte y el sufrimiento del pobre animalejo. La noche anterior me había caído muy simpático, jo.
Debo tener alguna otra clase de bicho en la cama porque esta mañana amanecí con las piernas devoradas.
Debo tener alguna otra clase de bicho en la cama porque esta mañana amanecí con las piernas devoradas.
0 comentarios