Blogia
Desde El Salvador

Martes 27 de enero. Tirma fontanera.

Pasé la mayor parte de la mañana y de la tarde aserrando tuberías de PVC y volviéndolas a unir. Ya me siento capaz de poner un grifo en cualquier instalación de PVC. Óscar me ayudó a aserrar por la mañana, pero le cogí el truco y avanzaba cuatro veces más rápido que él. Me sentía muy orgullosa de mí misma. Además, todo esto era para las instalaciones de mi invernaderito y eso me hacía sentir aún mejor.
El día anterior había mirado mis semilleros y una de las variedades había emergido casi toda ella, mientras que en la otra... Desastre total. Le pregunté a Luis si debía empezar a preocuparme y me dijo que esperase un poco más a ver si es que estaban muy profundas... Me temo lo peor.
Hoy conocí al nuevo profe de corte y confección. Les va a enseñar a hacer pantalones. Se acercó a dónde estaba trabajando yo. Imaginadme, llena de polvo, pegamento, tierra y sentada en el suelo entre un montón de tuberías, sacos de plástico y porquerías similares. Y el tipo repeinado, con camisa, pantalón con su raya bien planchada, zapatos lustrosos... Me estuvo interrogando un poco acerca de qué hacía aquí y todo eso. Parece ser que Sebastián se va a ir a Méjico a trabajar y será él quien tome su puesto. La verdad es que no me lo imagino en el puesto de Sebastián, que es una máquina humana y yo a este lo vi así tan modosito y delicadito... Aunque esto no me lo contó él, sino Luis más tarde.
El resto del día, los ratos libres, los pasé escribiendo el blog este. Eso cuando no tenía que huir de las criaturas que me acechaban.
Por la mañana, al ir a ponerme el pantalón, cae algo al suelo. Un grillo pensé yo, pero había que asegurarse así que miré debajo de la cama hacia donde había ido. No estaba ahí, cachis, entonces debe estar en la zapatilla. Cabal, ahí estaba. Pero ¡oh sorpresa! no era un grillito inocente, era una cosa que aquí llaman "cangrejillo" porque se semeja bastante a uno. Debe ser un arácnido (espera que le cuento las patas en la foto... confirmado, es arácnido) y las dos patas delanteras tiene forma de pinzas. Más rápido que un alacrán y además pega unos brincos que no veas. Pero lo peor, es que dicen que tiene una picadura muy muy dolorosa. Puta, y yo me iba a poner los pantalones sin sacudirlos.
Y por la noche, al llegar a mi hebiatación, menos mal que había dejado una luz encendida para no tener que llevar la linterna... Tan feliz iba yo con mis chancletas y si no llega a haber luz piso a la araña. No era una arañita de tamaño normal, obviamente por esas no me asusto. Para que os hagáis a la idea, la envergadura (incluídas las patas) era como medio bolígrafo BIC (usé un boli como escala en la foto). Luis me dijo que esas no son de picadura para preocuparse. Pero jo, el tamaño imponía y yo ya me había llevado un susto.
Y a la cama pronto que al día siguiente había que madrugar mucho.

0 comentarios