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Desde El Salvador

Miercoles 14 de enero. Más cinta adhesiva y bajada al pueblo.

Conseguí un poco más de cinta adhesiva para las macetas. De nuevo, un rollo el estar con la labor y de nuevo se volvió a acabar la cinta así que tendría que bajar al pueblo a ver si vendían algo decente. Estupendo porque así me pasaría por el ciber a ver si mi profesor me había respondido de una puñetera vez.
Me alegra ver que los vecinos ya empiezan a conocerme. Hasta mi nombre se saben muchos en el pick up que a mí ni me suenan de vista. Me quedé flipada cuando alguno dijo a otro: que no, que es española, no gringa y se llama Tirma. También la ventaja es que ya no tengo que avisar para que me paren al llegar a casa, el cobrador se lo sabe ya y avisa al conductor cuando llegamos sin que yo diga nada.
Los malditos secuestradores de cartas de la oficina de Correos se han vuelto a quedar con dos cartas. Ya van 4. En realidad no sé si son ellos, pero como son miembros de la mafia que se encarga de que no reciba mis cartas, les echo la culpa igual. A partir de ahora, que me escriban a la oficina de FUCRIDES, porque no me fio nada del Correos de este país. Seguro que es en el camino de San Salvador a Cara Sucia cuando los maleantes asaltan el furgón de las cartas y se llevan las mías.
Intenté buscar la funeraria El Consolador para hacerle la foto prometida, pero olvidé dónde quedaba y por no meterme en "la calle sin ley" y similares lupanares, regresé sobre mis pasos. No vayan a confundirme con alguna "profesional" exótica.
La ferretería Violante estaba cerrada y para mí que sólo allí encontraría la cinta americana. Ya volvería luego, a las 14 deberían abrir. Lo que pasó fue que el tiempo se me fue en el ciber y por los pelos no llego. Menos mal que tenían cinta y que la ferretería estaba al lado del aparcamiento de salida de mi pickup.
En el ciber me dijeron que pensaban que ya me había ido del país, tanto tiempo sin darles mi visita semanal... Hasta tuvieron que desenfundar los ordenadores, a saber cuánto tiempo sin que nadie los usase. Mi profesor me había respondido, menos mal. Además, me daba unas cuantas páginas web para que visitase, así que estuve liada durante un buen rato.
A la hora de irme, me dio tiempo hasta de pedir un licuado. Eso sí que lo echaba de menos... Es que es irresistible, justo en la salida del pickup. Por cierto, el pickup iba extraordinariamente lleno. Yo ya he ido ensardinada en el bus, pero en un pickup ya es terrible aunque esta vez pude meterme por dentro y así no iba con una pierna colgando, como la última vez que el bus iba petado. El caso es que al llegar al desvío para subir por el camino de cabras, tres o cuatro mozos se salieron y se subieron al techo del pickup. Claro... El techo del pickup no es como el del bus... El único techo que tienen los pickup (cuando los dueños se lo ponen para que los clientes no se asoleen) es una estructura de tubos de metal cubierta por una lona de plástico. Vamos... Que en cada bache parecía que el tubo central se doblaba hasta el suelo. Los de abajo, hacíamos presión hacia arriba sobre la barra porque realmente parecía que se nos iban a caer encima. Además, habían colocado allí arriba un par de guacales (palanganas) que a saber que cosa pesada llevaban porque se hundían a lo bestia. A los lugareños les hacía gracia el verme empujando la barra. A saber por qué.
Menos mal que era la primera en bajarme, un tramo de baches más y seguro que eso cedía. No tuve noticias de ningún accidente así que supongo que aguantó. Un alivio, pues hubiese terminado en tragedia.
Nada más llegar, intentamos encontrar la radionovela "A las bichas con pisto les gustan los bichos calle", pero entre que no sabíamos el dial, que la radio que usábamos no tenía aguja para marcarlo y que eso de que empiece a las 17h es sólo relativo... Desistimos porque además en casi todas las cadenas estaban poniendo el discurso de toma de posesión del presidente de Guatemala. Desventajas de vivir en la frontera.
He puesto una cortina de ducha en mi idem. Cada vez parece esto más civilizado. Toalleros, cortina de ducha... Falta el resto de los apliques. El del rollo de papel higiénico lo solucioné hace mucho... Más o menos. De las botellas de agua que compro, tengo dos de 2.5 galones (ahí hagan ustedes la conversión) llenas de agua del grifo para cuando corten el suministro. Pues una de ellas la tengo al lado de mi letrina y resulta que el tapón es del tamaño perfecto para meter el rollo y que quede ajustado. Así no tengo que estar llevando papel todo el rato y tampoco arrastra por el suelo (aunque a veces, si hace mucho viento y no está bien liado, me encuentro un par de metros de papel "paca" por el suelo). Me siento McGiver :P

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