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Desde El Salvador

Jueves 11 de diciembre. Se vacía la miel de las colmenas y yo hago un semillero de chile.

Por la mañana, Luis me preguntó que si podía ayudarlo con el semillero de pimiento que tiene que hacer. Le han encargado 4000 plantitas de chile y hay que ponerse a sembrarlas. Manos a la obra. Él ya había colado el sustrato: estiércol de vaca bien maduro mezclado con arena, había que preparar las bandejas
Me pasé toda la mañana y parte de la tarde haciendo eso: rellenando las bandejas, de 200 hoyos, con estiércol; apretando con el dedo en cada hoyo para compactar el sustrato; regando con una regadera que se acababa cada 3 bandejas y había que ir a llenar a un grifo que estaba roto y costaba un triunfo cerrar; colocando una semilla por hoyito, que era lo más difícil porque se pegaban y por fin, tapando todo con más estiércol.
Y mientras tanto, habían llegado los apicultores y colocaron una malla alrededor de las colmenas para que no se escapasen muchas abejas. Aún así, por el horno no se podía ir porque andaban muchas abejas enfurecidas porque les quitaban la miel.
Eso sí, sacaron muchísima miel. El apicultor decía que era una barbaridad, que él tenía 40 colmenas y en nuestras 13 íbamos a sacar más. Me llevaron panales llenos de miel para que probase. Recién extraídos. Jo que delicia morder el panal, chuparlo hasta extraer toda la miel y luego escupir la cera del panal en una pelota.
Ese día también habían venido los de SalvaNatura para hacer capacitaciones y de nuevo estaba todo lleno de gente. Muchos de ellos dijeron que se llevarían miel, así que había que prepararla.
Los únicos recipientes que había eran una docena de botellas de "Vodka Troika", producto nacional. Pero quitarles el tapón era una odisea. Llevaban tapón de este dosificador de plástico. Sebastián se puso manos a la obra con la navaja, aunque se cargó algún tapón. Yo sugerí quitarlo con un hierro al rojo, pero tampoco sabíamos bien cómo iba a quedar.
El apicultor era un personaje gracioso. Como olía a miel las abejas le rondaban todo el rato. Tendrá sus sesentaymuchos años, creo yo. A la hora de la comida se puso a plantearme acertijos, os cuento:
--un gavilán estaba sentado en un palo (árbol) seco, pensando en el hambre que tenía y tanto pensaba en ello que pasó una bandada de palomas por debajo de él y casi ni se percató. Cuando se dió cuenta de la ocasión perdida, se resignó y se despidió de las palomas diciéndoles: Adiós cien palomas!!. Las palomas se dieron la vuelta y pasando volando por debajo de él le dijeron: No somos 100 palomas, sino que nosotras, más nosotras, más la mitad de la primera parte de nosotras, más la cuarta parte de la primera parte de nosotras, más usted, somos cien. El gavilán se quedó pensando en ello y de nuevo perdió la oportunidad de llevarse un buen bocado. Y allí se murió de hambre pensando en el problema. ¿Cuántas palomas había?
Yo tuve un fallo muy estúpido al hacer la cuenta y no lo pude sacar (aclaro: el fallo era gordo, la estúpida fui yo por no darme cuenta), porque por más que repasaba y repasaba no veía el fallo. Pero está fácil. Os reto, podéis dejar vuestra respuesta en los comentarios del blog.
-- ¿Cómo se escribe en número milnovecientoscien?
Es una tontería!!
Y ya no recuerdo que más pasó. Supongo que hice el equipaje para el viernes, que temprano iría a SanSal.

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