Lunes 8 de diciembre. Vuelta a Cara Sucia.
Alfredo y yo fuimos a la oficina mientras Alex y el Colocho iban a dejar las sillas y mesas. Al llegar a la oficina, me puse a terminar de ordenar los libros, separando los que iban hacia el CEDEFAR, los que se quedaban en la oficina y los que irían en un futuro al CEDEFAR de Chalatenango. Luego me puse en un rincón a escribir la cartita dichosa de Pablo, que todavía no había empezado. Es broma, cielo, sabes que me encanta escribirte.
Llegó Luis a la oficina y decidí irme con él. Siempre es aconsejable no viajar sola si se puede evitar. Así que me fui a comer al "comedor de los pobres" donde se va la mayor parte del personal de la oficina porque es más barato que el que suelen frecuentar Alfredo y Humberto. Nosotros solemos comer con Alfredo, pero como pensaba irme con Luis, con él fui a comer. Mientras comíamos, vimos el Chavo del 8. Hay cosas que no cambian.
La película del bus era Minority Report, que también había visto. Menos mal, porque en esa sí que jode no ver el final, aunque cuando llegamos a Sonsonate iba a mitad de película. Debe ser muy larga.
En Sonsonate, en la misma estación, compramos queso y yo me agencié un helado de dulce de leche, cuya bola se cayó "plof" según me lo dieron. Pero como tuve suerte y cayó sobre mi maleta, y yo cada día me hago más salvadoreña (falta de escrúpulos), la cogí con la mano y la volví a colocar sobre el cucurucho. Creo que Rocío y Nayra recordarán un episodio de nuestras vidas en el que no lo solucioné tan fácilmente, pero en el que nos reímos bastante más.
El andén del bus para Cara Sucia estaba hasta arriba. Pero yo ya me había aprendido que esto era la ley del más fuerte y que ni las señoras mayores dejan de empujar, así que me fui corriendo detrás de Luis para colarnos por la puerta trasera según llegó el bus. Por suerte ya me había terminado el helado.
Perdimos el pick up hacia El Mangal, así que fuimos hasta el pueblo para esperar al de las 16.30 Yo fui a la maldita oficina de correos donde tienen secuestradas las cartas que me manda Pablo (si no, no lo entiendo) pero se ve que nadie había pagado el rescate y no me dieron ninguna. Luego fui a por Luis al banco, donde sieeeempre hay una enorme cola. No sé cómo lo hacen. Supongo que cada ciudadano del pueblucho va dos veces al día a sacar dinero.
En el pick up de subida, una chica llamada Glenda se puso a platicar conmigo. Yo me puse a curiosear acerca de su vida: 6 hermanos varones, uno de los cuales subía con nosotros allí, quiere ser enfermera, saca buenas notas, vive en El Refugio (un caserío que está encima de Ahuachapío) y sólo piensa tener 2 o 3 hijos. Bastante para un viaje en pick up. Aaahh, y que no se me olvide! El piropo más chulo que me han echado: "ay qué rica está, pa' agarrarla con tortilla caliente" Si no fuese porque era el pirado del otro día que se colgaba del pick up, me hubiese gustado más.
Subí y deshice el equipaje antes de que se fuese la luz. Esa noche me fui prontito a dormir.
Llegó Luis a la oficina y decidí irme con él. Siempre es aconsejable no viajar sola si se puede evitar. Así que me fui a comer al "comedor de los pobres" donde se va la mayor parte del personal de la oficina porque es más barato que el que suelen frecuentar Alfredo y Humberto. Nosotros solemos comer con Alfredo, pero como pensaba irme con Luis, con él fui a comer. Mientras comíamos, vimos el Chavo del 8. Hay cosas que no cambian.
La película del bus era Minority Report, que también había visto. Menos mal, porque en esa sí que jode no ver el final, aunque cuando llegamos a Sonsonate iba a mitad de película. Debe ser muy larga.
En Sonsonate, en la misma estación, compramos queso y yo me agencié un helado de dulce de leche, cuya bola se cayó "plof" según me lo dieron. Pero como tuve suerte y cayó sobre mi maleta, y yo cada día me hago más salvadoreña (falta de escrúpulos), la cogí con la mano y la volví a colocar sobre el cucurucho. Creo que Rocío y Nayra recordarán un episodio de nuestras vidas en el que no lo solucioné tan fácilmente, pero en el que nos reímos bastante más.
El andén del bus para Cara Sucia estaba hasta arriba. Pero yo ya me había aprendido que esto era la ley del más fuerte y que ni las señoras mayores dejan de empujar, así que me fui corriendo detrás de Luis para colarnos por la puerta trasera según llegó el bus. Por suerte ya me había terminado el helado.
Perdimos el pick up hacia El Mangal, así que fuimos hasta el pueblo para esperar al de las 16.30 Yo fui a la maldita oficina de correos donde tienen secuestradas las cartas que me manda Pablo (si no, no lo entiendo) pero se ve que nadie había pagado el rescate y no me dieron ninguna. Luego fui a por Luis al banco, donde sieeeempre hay una enorme cola. No sé cómo lo hacen. Supongo que cada ciudadano del pueblucho va dos veces al día a sacar dinero.
En el pick up de subida, una chica llamada Glenda se puso a platicar conmigo. Yo me puse a curiosear acerca de su vida: 6 hermanos varones, uno de los cuales subía con nosotros allí, quiere ser enfermera, saca buenas notas, vive en El Refugio (un caserío que está encima de Ahuachapío) y sólo piensa tener 2 o 3 hijos. Bastante para un viaje en pick up. Aaahh, y que no se me olvide! El piropo más chulo que me han echado: "ay qué rica está, pa' agarrarla con tortilla caliente" Si no fuese porque era el pirado del otro día que se colgaba del pick up, me hubiese gustado más.
Subí y deshice el equipaje antes de que se fuese la luz. Esa noche me fui prontito a dormir.
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