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Desde El Salvador

Sábado 6 de diciembre. Fiesta de Graduación de Alexander.

El comienzo de la mañana estuvo tranquilo. Vino Moisés (un amigo de Alex de la Cruz Roja del que ya hablé) a ayudar un poco también. Fueron a buscar mesas y sillas y los ayudé a descargar el pick up. Había una montonera de sillas de estas de metal plegables. Las apilamos a un lado y fueron a hacer otro viaje, quedaban más sillas todavía.
Vimos la tele hasta que llegase el tío de Érica y Alexander, hermano de Alicia. Resulta que trabajó como jefe de cocina en el aeropuerto, y eso debe ser algo importante porque todo el mundo hablaba de lo bien que cocina. Y yo no soy ninguna amante del catering de los aviones, pero es cierto que al final la comida salió bien rica. Aunque puede que supiese mejor porque sabíamos que habíamos colaborado para hacerla.
Cuando llegó, pasamos todo el día en la cocina. Pelando apio, untando el pollo con mostaza, friendo el pollo, cortando cientos de manzanas en daditos... Menos mal que éramos muchas. Habían llegado Cecile, Brenda (una prima que vive al lado) y Hada, una amiga de Érica y Alex que quieren mucho en la familia (Alfredo la llama nuera porque dice que es perfecta para Alex). Hada pudo practicar su francés con Cecile, pues el próximo año se va a Francia como ayudante de profesor de Español y la pobre está un poco perdida. Pero es un encanto de chica. Ya entiendo por qué Alfredo la quiere en la familia.
Mientras tanto, otras hacían los frescos de naranja y de melón (ñaaam). Al 60% del de naranja le pusieron "toque", vamos, alcohol. O más bien, como decía Gerónimo, combustible. Aquí lo llaman "chaparro" es una especie de aguardiente que creo que deberían usar en los hospitales para desinfectar. Pero con el fresco de naranja casi no se notaba y estaba muy bueno. Me tomé como 3 o 4 vasitos de aquel mejunge, aunque me dediqué más al de melón que era el que estaba rico de verdad.
Antes de que llegase nadie, me cambié de ropa. Me puse el vestido ese rosa desteñido que tengo. Los que lo conozcan, bien, los que no, ajo y agua :P Bueno, imaginaos. Hasta Alex que lo único que hace es meterse conmigo dijo: "nos tenías engañados, va a resultar que sí eres mujer al fin y al cabo". La verdad, me paso la vida con los pantalones de pintor y las camisetas de la comunidad de Cantabria. Y para una vez que me pongo decentilla... Eso sí, en cuanto llegó el Chele, me escondía para que no me mirase mucho.
Empezó a llegar la gente. Me iban presentando a todo el mundo, pero creo que sólo recuerdo el nombre de los tres primeros que llegaron. Qué barbaridad de gente, y llegaban hasta de otros departamentos, familiares de Alfredo que se habían hecho el gran viaje para poder ver a Alex y felicitarlo. Y por supuesto, traer regalos.
Cuando ya parecía haber suficiente gente, tocó empezar a servir. Qué jaleo servir tantos platos: una tacita de arroz, un trozo de pollo, un cucharón de salsa, una hoja de lechuga, sobre ésta la ensalada de manzana, espolvorear la ensalada con cacahuete molido y el toque final de tres pasas sobre la ensalada. Pues esa era la cadena de montaje de los platos. Cada plato tenía que pasar por todo eso. Y luego llevarlos a las mesas. A todo esto, las mesas y sillas estaban colocadas en el callejón en el que está la casa. Habían puesto un toldo de plástico atado de árbol a árbol. Quedó chulo.
Cuando por fin pudimos sentarnos a cenar, empezó a llegar más gente. Hubo que levantarse rápido para servir esos platos también. Pero pudimos disfrutar de la cena del tío Arnoldo. Estaba bien rico aquello.
Adonai me contó que el Chele le había estado hablando de mí y que él le dijo: ésa no es mujer para ti, no está a tu alcance. Yo no entiendo cómo no se da por aludido de una vez, ya todo el mundo se lo dice. Érica ya le ha dicho un par de veces que me deje en paz, y la última él dijo: si es que yo sé que está enamorada de mí, no lo dice pero lo está. AAAAAAAGGGGGGGGGGGGGG!!!!!!!!!. Realmente se quedó muy mal después del accidente.
En toda la noche, procuré huirle, y a la hora del baile, que intentó bailar conmigo, le dije que no pensaba bailar ni con él ni con nadie, entre otras cosas porque ya sabéis que no tengo ni puta idea de bailar salsa, merengue o cualquier cosa en la que haya que coordinar el pie derecho con el izquierdo. Pero bueno, al final bailé con dos hombres. Ais, esos sí que bailaban bien. Y qué manos tan suaves que tenían, me recreaba acariciándolas. Y hubo un momento en el que bailé con los dos a la vez. Y qué guapos eran. Bueno, pretendo daros envidia, supongo que el hecho de que uno tuviese 6 y el otro 4 años no importa mucho, ¿o sí?. Lo único malo era que como la mitad de la gente en la fiesta, eran familiares de Alex, y por tanto del Chele. Y el Chele empezaba a decirles cosas al oído para que me las dijesen a mí: "le gustas mucho", "dice que te va a dar un dólar" (supongo que el chaval entendió mal y que el dólar era para él, no pensé que tuviese pinta de prostituta, pero menos todavía de ser tan barata). Y por supuesto el Chele tampoco se callaba: "cuídala bien que es el amor de mi vida". Creo que en todo el rato que estuve en la "pista" de baile no lo miré ni una sola vez, tenía los ojos clavados en el suelo o en los chiquillos.
Cuando ya se fue yendo la gente, empezamos a recoger las sillas y mesas. Érica me dijo que insistiese a Alex para que abriese los regalos, que a él no le gusta hacerlo en público. Vamos, que era por joderlo un poco. Me apunté a la jodienda y entre todos logramos que se pusiese a abrir regalos: camisas, pantalones, pañuelos, un par de relojes, cinturones y las cosas más variadas. Nos reíamos mucho porque las tallas eran demasiado grandes para él. Se ve que la gente lo recuerda más alto de lo que es en realidad, y más ancho. Ni el cinturón le quedaba bien, le faltan agujeros para ajustarlo. Estábamos muertos de sueño, pero aún teníamos fuerzas para reírnos y hacer bromas. Se quedaron a dormir Moisés, su novia y Hada.

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