Domingo 23 de noviembre. Concierto de Maná
Por la mañana me puse a limpiar el cuarto, iba a bajar andando hacia el desvío a las 12pm, así que tenía tiempo. Barrí un par de cucarachas, un par de milpiés muertos, toda la tierra de las abejas asesinas excavadoras (que creo que se están estinguiendo por culpa de las avispas asesinas cazadoras), alguna polilla muerta... Y de recogedor usé un cartón, porque la última vez que quise usar el de la cocina, al levantarlo salieron muchos bichos. Demasiados incluso para mí. Aquello era repulsivo. Creo que dejé la habitación decente. Sacudí hasta el colchón no fuese a haber alguna chinche. Total, para lo que sirve limpiarla... Se pone chuca (sucia) enseguida.
Hablando de suciedad, ya sé de dónde viene el nombre de Cara Sucia. Resulta que todas estas tierras pertenecían a un mismo dueño que tenía la hacienda cerca del pueblo de Cara Sucia. Este hombre tenía unas vacas extranjeras que su cara era completamente blanca. Pero con el tiempo y la mezcla de razas, en la cara les aparecieron manchas, y las llamaban "vacas de cara sucia" y ya se referían a la finca como la de las vacas de la cara sucia, y de ahí se quedó sólo lo de Cara Sucia. Yo pensé que como por aquí suele pasar frecuentemente, sería por alguna virgen que tenía la cara sucia y no se la podían lavar. Menos mal que fueron un poco más originales esta vez.
Una leyenda de vírgenes que me han contado es la del pueblo de Izalco, que está próximo al volcán del mismo nombre. La lava avanzaba hacia el pueblo y lo iba a destruir, la gente se preparaba ya para evacuar el pueblo, pero un paisano de por allá, se acercó a la lava y colocó cerca de ella una estampa de alguna virgen. La lava avanzó y avanzó hasta llegar a la estampa, y de allí no pasó.
Y otra es la de la fundación de una ciudad que se llama Santa Tecla, bastante importante. Era algo de unos campesinos que se llevaban a la virgen a otro sitio (no sé si su pueblo había quedado destruído). En el camino, pararon a descansar y dejaron la virgen en el suelo. Cuando quisieron reanudar la marcha, no podían levantar la vírgen, se había vuelto demasiado pesada. Interpretaron que la vírgen quería quedarse allí y allí fundaron la ciudad.
A lo que iba. Fui a bajar andando hacia el desvío, 45 min de camino bajo el sol (exagero, hay muchos árboles por el camino). Pero a los 5 min pasó un pick up con dos hombres. Los miré (con un poco de cara de lástima, he de añadir) y me ofrecieron bajarme. El copiloto se pasó al remolque y yo me senté a charlar con el conductor. El tipo es director de no sé qué por parte de ARENA (el partido de derecha que gobierna) y estaba haciendo una visita a un líder de una comunidad cercana. Me empezó a contar que una vez anduvo con unos españoles después del Mitch, que venían a traer ropa para los niños. Me habló de su gran amigo Manuel Fuentes, un pintor que vive en Mallorca. Me hablaba de él como si yo fuese a conocerlo, jejeje, qué inocente. Ya buscaré en internet a ver si existe. Según llegamos al desvío me ofreció llevarme más alante, a lo que yo me negué alegando que entonces el bus estaría más lleno (eso son reflejos). Me aclaró que así podría conocer su casa. Me faltó añadir que precisamente eso era lo que quería evitar. De todas formas, era buen tipo.
El bus llegó hasta los topes. Estaba medio colgando en la puerta delantera cuando veo que un chico me llama la atención. Le entendí que si quería que me colocase la mochila en la rejilla, le dije que "no gracias". El tipo que estaba a mi lado me aclaró que el tipo era el cobrador, y que quería cobrar el billete. Qué corte. Le di 50 centavos, pensando que me devolvería 4, pero aaaahhhhh, era fin de semana así que me faltaban 7. Qué corte de nuevo.
Al llegar a Sonsonate busqué una cabina de Telefónica, que son de los únicos que ando tarjeta. Intenté llamar a Marta, pues mi idea era quedarme esa noche en su casa, pero no había nadie en la casa. Qué raro pues son por lo menos 5. Llamé a Adonai para decirle que agarraría un bus a las 14, para que me esperase a las 15 y poco en la terminal. Luego fui en busca de algo de comer. La estación está llena de gente que vende comidas, refrescos, guarrerías varias... Yo le había echado el ojo a unos licuados y me pedí uno de plátano. Aggg, qué rico. Y mientras busqué desesperadamente unas pupusas de queso, pero todo el mundo las tenía revueltas (queso, frijoles y chicharrón). Mi gozo en un pozo, pero me resigné y pedí unas de esas. Tuve que envolverlo todo precipitadamente (y no lo hice muy bien pues chorreaba por todas partes) porque me di cuenta de que tenía que agarrar un bus! El tipo que se sentó a mi lado debía tener la tripa revuelta de verme comer aquel amasijo de pasta de maíz, frijol, queso y chicharrón con los dedos en el bus. Y con la otra mano sujetaba el licuado de plátano, que como estaba en una bolsa de plástico, si lo soltaba se caía.
Qué horror de película. Algo de un virus en la sangre que vuelve locos asesinos y mediozombies a quienes se contagian, y parece que todo el mundo está igual menos unos pocos que sobreviven como pueden. Justo lo que me faltaba para digerir las pupusas. Menos mal que tenía el licuado, si no, echo la pota allí mismo.
Adonai estaba esperándome. Fuimos a la oficina a llamar a Marta, no había nadie tampoco, así que llamé a casa de Alfredo para quedarme con ellos. Sólo estaba su hija Erica, pero sin problema, ya hay confianza.
Después fuimos a buscar a sus amigos. Alberto (17 años) llegó, pero Óscar (30 años) no había salido de trabajar (curra en una maquila de electricista), así que fuimos a buscarlo. Alberto me preguntó si me gustaba el fútbol, porque resulta que yo estaba enterada de la mitad de los resultados de los partidos de la liga española. Juas. Pues claro que estoy enterada, son las únicas noticias que recibo de allá, como para no absorberlas por completo.
Por lo visto estos cheros eran auténticos fans de Maná. Se sabían bien las letras. Yo aclaré desde un principio que sólo me sabía algún estribillo, pero luego me sorprendí a mí misma cuando vi que me sabía bastante más de lo que pensaba.
El concierto era en el estadio Flor Blanca - Mágico Gonzalez a las 7 pm, pero allí estábamos a las 5pm buscando aparcamiento. Como no encontrábamos, decidimos ir a comprar algo de comida. Casi se enfandan cuando yo no les dejaba pagar por mí mi comida.
Aparcamos cerca del estadio donde unos chavales cobraban por vigilar los carros.No estaba caro y estaba cerca. Al mirar las entradas, oh sorpresa la que me habían comprado era para el fondo sur y el resto tenían el norte. Menos mal que lo de la reventa funciona estupendamente y por dos dólares pudimos cambiarla. Allí la gente por la calle grita "boletos! boletos para grama!". Y la poli al lado. Me han aclarado que esos polis no se ocupan de eso, por eso no pasa nada.
En la entrada, nos dicen que ni comida ni bebida. A dejarlo en el coche. Yo logré colar chocolate y caramelos en la mochila. Decían estos que si hubiese llevado todo también me hubiesen dejado meterlo. No creo, la verdad, me resgistraron la mochila bastante bien, lo que pasa es que al llegar a las bragas que estaban en el fondo, la poli dejó de mirar. Justo debajo estaban mis chocolatinas Nestlè. Entramos al estadio y la verdad, estábamos bastante lejos del escenario, pero se podían ver las pantallas que habían colocado. Daba igual, pues el ambiente que había lo compensaba.
Estuvo muy bien el concierto. Hasta los teloneros me gustaron. Estos cantando las canciones emocionados, las chicas histéricas (y ahora afónicas) de al lado y detrás, y yo que cuando me sabía la letra me ponía a chillarla, más que cantarla. Alberto y Óscar lograron sonrojarme a base de piropos. Por ejemplo, me puse una bandana de maná que regalaban (con la marca del periódico, y amarilla fosforita, una horterada) a modo Rambo en la frente, y el comentario era "a una preciosidad como tú todo le queda bien". Yo en realidad sabía que debía estar patética, pero esa era la idea. No hubo forma. Creo que ya me voy acostumbrando a esto. Volveré con el ego como un globo aerostático y me daré de bruces al ver que en España no soy exótica como en El Salvador. Volveré a ser una más del montón. Cachis...
Según acabó el concierto (por cierto, adiviné que las dos últimas canciones serían En el muelle de San Blas y Clavado en un bar) me dejaron en casa de Alfredo, Erica estaba despierta y me abrió.
Hablando de suciedad, ya sé de dónde viene el nombre de Cara Sucia. Resulta que todas estas tierras pertenecían a un mismo dueño que tenía la hacienda cerca del pueblo de Cara Sucia. Este hombre tenía unas vacas extranjeras que su cara era completamente blanca. Pero con el tiempo y la mezcla de razas, en la cara les aparecieron manchas, y las llamaban "vacas de cara sucia" y ya se referían a la finca como la de las vacas de la cara sucia, y de ahí se quedó sólo lo de Cara Sucia. Yo pensé que como por aquí suele pasar frecuentemente, sería por alguna virgen que tenía la cara sucia y no se la podían lavar. Menos mal que fueron un poco más originales esta vez.
Una leyenda de vírgenes que me han contado es la del pueblo de Izalco, que está próximo al volcán del mismo nombre. La lava avanzaba hacia el pueblo y lo iba a destruir, la gente se preparaba ya para evacuar el pueblo, pero un paisano de por allá, se acercó a la lava y colocó cerca de ella una estampa de alguna virgen. La lava avanzó y avanzó hasta llegar a la estampa, y de allí no pasó.
Y otra es la de la fundación de una ciudad que se llama Santa Tecla, bastante importante. Era algo de unos campesinos que se llevaban a la virgen a otro sitio (no sé si su pueblo había quedado destruído). En el camino, pararon a descansar y dejaron la virgen en el suelo. Cuando quisieron reanudar la marcha, no podían levantar la vírgen, se había vuelto demasiado pesada. Interpretaron que la vírgen quería quedarse allí y allí fundaron la ciudad.
A lo que iba. Fui a bajar andando hacia el desvío, 45 min de camino bajo el sol (exagero, hay muchos árboles por el camino). Pero a los 5 min pasó un pick up con dos hombres. Los miré (con un poco de cara de lástima, he de añadir) y me ofrecieron bajarme. El copiloto se pasó al remolque y yo me senté a charlar con el conductor. El tipo es director de no sé qué por parte de ARENA (el partido de derecha que gobierna) y estaba haciendo una visita a un líder de una comunidad cercana. Me empezó a contar que una vez anduvo con unos españoles después del Mitch, que venían a traer ropa para los niños. Me habló de su gran amigo Manuel Fuentes, un pintor que vive en Mallorca. Me hablaba de él como si yo fuese a conocerlo, jejeje, qué inocente. Ya buscaré en internet a ver si existe. Según llegamos al desvío me ofreció llevarme más alante, a lo que yo me negué alegando que entonces el bus estaría más lleno (eso son reflejos). Me aclaró que así podría conocer su casa. Me faltó añadir que precisamente eso era lo que quería evitar. De todas formas, era buen tipo.
El bus llegó hasta los topes. Estaba medio colgando en la puerta delantera cuando veo que un chico me llama la atención. Le entendí que si quería que me colocase la mochila en la rejilla, le dije que "no gracias". El tipo que estaba a mi lado me aclaró que el tipo era el cobrador, y que quería cobrar el billete. Qué corte. Le di 50 centavos, pensando que me devolvería 4, pero aaaahhhhh, era fin de semana así que me faltaban 7. Qué corte de nuevo.
Al llegar a Sonsonate busqué una cabina de Telefónica, que son de los únicos que ando tarjeta. Intenté llamar a Marta, pues mi idea era quedarme esa noche en su casa, pero no había nadie en la casa. Qué raro pues son por lo menos 5. Llamé a Adonai para decirle que agarraría un bus a las 14, para que me esperase a las 15 y poco en la terminal. Luego fui en busca de algo de comer. La estación está llena de gente que vende comidas, refrescos, guarrerías varias... Yo le había echado el ojo a unos licuados y me pedí uno de plátano. Aggg, qué rico. Y mientras busqué desesperadamente unas pupusas de queso, pero todo el mundo las tenía revueltas (queso, frijoles y chicharrón). Mi gozo en un pozo, pero me resigné y pedí unas de esas. Tuve que envolverlo todo precipitadamente (y no lo hice muy bien pues chorreaba por todas partes) porque me di cuenta de que tenía que agarrar un bus! El tipo que se sentó a mi lado debía tener la tripa revuelta de verme comer aquel amasijo de pasta de maíz, frijol, queso y chicharrón con los dedos en el bus. Y con la otra mano sujetaba el licuado de plátano, que como estaba en una bolsa de plástico, si lo soltaba se caía.
Qué horror de película. Algo de un virus en la sangre que vuelve locos asesinos y mediozombies a quienes se contagian, y parece que todo el mundo está igual menos unos pocos que sobreviven como pueden. Justo lo que me faltaba para digerir las pupusas. Menos mal que tenía el licuado, si no, echo la pota allí mismo.
Adonai estaba esperándome. Fuimos a la oficina a llamar a Marta, no había nadie tampoco, así que llamé a casa de Alfredo para quedarme con ellos. Sólo estaba su hija Erica, pero sin problema, ya hay confianza.
Después fuimos a buscar a sus amigos. Alberto (17 años) llegó, pero Óscar (30 años) no había salido de trabajar (curra en una maquila de electricista), así que fuimos a buscarlo. Alberto me preguntó si me gustaba el fútbol, porque resulta que yo estaba enterada de la mitad de los resultados de los partidos de la liga española. Juas. Pues claro que estoy enterada, son las únicas noticias que recibo de allá, como para no absorberlas por completo.
Por lo visto estos cheros eran auténticos fans de Maná. Se sabían bien las letras. Yo aclaré desde un principio que sólo me sabía algún estribillo, pero luego me sorprendí a mí misma cuando vi que me sabía bastante más de lo que pensaba.
El concierto era en el estadio Flor Blanca - Mágico Gonzalez a las 7 pm, pero allí estábamos a las 5pm buscando aparcamiento. Como no encontrábamos, decidimos ir a comprar algo de comida. Casi se enfandan cuando yo no les dejaba pagar por mí mi comida.
Aparcamos cerca del estadio donde unos chavales cobraban por vigilar los carros.No estaba caro y estaba cerca. Al mirar las entradas, oh sorpresa la que me habían comprado era para el fondo sur y el resto tenían el norte. Menos mal que lo de la reventa funciona estupendamente y por dos dólares pudimos cambiarla. Allí la gente por la calle grita "boletos! boletos para grama!". Y la poli al lado. Me han aclarado que esos polis no se ocupan de eso, por eso no pasa nada.
En la entrada, nos dicen que ni comida ni bebida. A dejarlo en el coche. Yo logré colar chocolate y caramelos en la mochila. Decían estos que si hubiese llevado todo también me hubiesen dejado meterlo. No creo, la verdad, me resgistraron la mochila bastante bien, lo que pasa es que al llegar a las bragas que estaban en el fondo, la poli dejó de mirar. Justo debajo estaban mis chocolatinas Nestlè. Entramos al estadio y la verdad, estábamos bastante lejos del escenario, pero se podían ver las pantallas que habían colocado. Daba igual, pues el ambiente que había lo compensaba.
Estuvo muy bien el concierto. Hasta los teloneros me gustaron. Estos cantando las canciones emocionados, las chicas histéricas (y ahora afónicas) de al lado y detrás, y yo que cuando me sabía la letra me ponía a chillarla, más que cantarla. Alberto y Óscar lograron sonrojarme a base de piropos. Por ejemplo, me puse una bandana de maná que regalaban (con la marca del periódico, y amarilla fosforita, una horterada) a modo Rambo en la frente, y el comentario era "a una preciosidad como tú todo le queda bien". Yo en realidad sabía que debía estar patética, pero esa era la idea. No hubo forma. Creo que ya me voy acostumbrando a esto. Volveré con el ego como un globo aerostático y me daré de bruces al ver que en España no soy exótica como en El Salvador. Volveré a ser una más del montón. Cachis...
Según acabó el concierto (por cierto, adiviné que las dos últimas canciones serían En el muelle de San Blas y Clavado en un bar) me dejaron en casa de Alfredo, Erica estaba despierta y me abrió.
0 comentarios