Lunes 17 de noviembre. San Salvador y Cara Sucia
Josete tenía que ir a trabajar a las 8 am, así que me levanté con él. Mientras desayunábamos (o más bien, yo desayunaba, ya que Josete estaba enganchado en una conversación telefónica) llegó don Pompilio, el chapuzas de Josete. Me contó que le salía más barato que este señor le hiciese los muebles a tener que comprarlos él, y se había convertido en su hombre-para-todo.
Salí de su casa y me fui a un parque cercano a sentarme en un banquito a escribir. Tenía que terminar la carta para enviarla ya. Mientras estaba sentada, me fijé en los primeros perros normales del país. El resto que he visto (no pocos) son chuchos a los que se les veían todas las costillas. Estos estaban rellenitos y bien cuidados. Se ve que el barrio era decente. Hasta encontré un buzón de correo por la zona...
También fui a comprar: una lámpara de mesa (10$), una escobilla para la letrina (2$), productos de limpieza incluído un paquetito de Ariel (5$), una toalla pequeña (2.5$), el poder sentirme más cómoda en el CEDEFAR, impagable.
Con la carga logré llegar hasta la estación de buses de occidente, tomando otro bus a su vez. Que jaleo de paradas, menos mal que los conductores nunca ponen malas caras cuando les pides que te avisen de la parada en la que te tienes que bajar.
Subí a un especial hacia Sonsonate que tardó bastante en salir. Encima la peli era una del Chuache, creo que se llama Daño colateral, que ya he visto. Viéndola en versión original, te dabas cuenta de que los colombianos que aparecen son la mitad de pega, vamos, que hablan con un acentazo eeuuita terrible. Así que pude echar una cabezadita en el bus.
Al llegar a Sonso, el bus hacia Cara Sucia estaba hasta los topes, así que decidí esperar al siguiente, así podría coger sitio. O eso creía yo. Joer, la segunda de la cola estaba. Para lo que duró... Según iba llegando gente, se colocaban donde les daba la gana, en muchos casos delante de mí directamente. En el resto de los casos, cuando llegó el bus, empezaron las señoras a meter culazos y como yo soy más alta a meterse por debajo de mis sobaquillos... ¡¡Qué casi me quedo sin asiento!! Pero a ver cómo te pones a empujar a una señora de por lo menos 60 años... La desmonto, así que la dejaba pasar... Pero detrás de ella, como si fuese una cuña, venían otras dos señoras más... Terrible.
Por primera vez en el viaje compré algo. Resulta que por el camino, en las diferentes paradas, se va subiendo gente vendiendo caramelos, yuca y plátano fritos, pupusas... De todo. Yo compré un agua de coco a un chaval con voz de pito que se bajó un par de paradas más adelante, supongo que para agarrar otro bus.
Cuando por fin llegué a Cara Sucia, el bus hacia el CEDEFAR estaba aparcado. Subí y me di cuenta de que todos los asientos estaban ya ocupados con bolsas... Al final del bus había un hueco donde dejé mis cosas, y me senté en la puerta trasera con las piernas colgando. En esto que aparece Chepe, que había bajado al pueblo a por más pollos de engorde y se los iba a subir en el bus. Los pusimos en la parrilla de arriba, para que no pasasen demasiado calor. Y José me contó que el bus no saldría hasta dentro de una hora... ¡Y ya estaba lleno! Pues a esperar, a ver a las señoras empujarse dentro del bus, asarse allí para guardar sus asientos... Mientras yo estaba fuera tomando un licuado de plátano, ñam. Ya nos las apañaríamos para subir.
Al final fui de pie, claro. Pero al llegar al camino de cabras, como por allí ya no hay poli, subimos a la parrilla con los pollos. ¡Qué chulo! ¡Qué vistas! ¡Qué fresquito! ¡Qué peligro! Esquivando ramas que atentaban contra nuestras vidas :P Repetiré.
Al llegar aquí arriba, organicé mi nueva casa un poco y me puse a escribir los días que llevaba atrasados. También debería escribir ya la carta para los Reyes Magos... Sí, tan pronto... Cosas de mi familia que están igual de locos que aquí, adelantando las navidades a noviembre. La semana pasada en el centro comercial ya estaban las señoritas con gorritos de Papá Noel. Con el calor que hace...
Edith no había llegado así que nos hicimos una cena Sebas y yo, Chepe se había largado a su casa. Vi el episodio de Gata Salvaje, tremendo esto de las telenovelas, me desesperan, me ponen de los nervios los actores malísimos, la trama jamás avanza... Pero enganchan. Yo tengo la excusa de que he de integrarme en la cultura. La verdad es que lo veo por tener algo de qué hablar con Sebas, que no hay quién le arranque una palabra. Eso sí, le preguntas: si la Gata está enamorada de Luis Mario y éste de ella que ¿por qué no están juntos y no la Gata casada con Patricio, que además parece ser tan malo?... Y te empieza a soltar el rollo enterito.
Salí de su casa y me fui a un parque cercano a sentarme en un banquito a escribir. Tenía que terminar la carta para enviarla ya. Mientras estaba sentada, me fijé en los primeros perros normales del país. El resto que he visto (no pocos) son chuchos a los que se les veían todas las costillas. Estos estaban rellenitos y bien cuidados. Se ve que el barrio era decente. Hasta encontré un buzón de correo por la zona...
También fui a comprar: una lámpara de mesa (10$), una escobilla para la letrina (2$), productos de limpieza incluído un paquetito de Ariel (5$), una toalla pequeña (2.5$), el poder sentirme más cómoda en el CEDEFAR, impagable.
Con la carga logré llegar hasta la estación de buses de occidente, tomando otro bus a su vez. Que jaleo de paradas, menos mal que los conductores nunca ponen malas caras cuando les pides que te avisen de la parada en la que te tienes que bajar.
Subí a un especial hacia Sonsonate que tardó bastante en salir. Encima la peli era una del Chuache, creo que se llama Daño colateral, que ya he visto. Viéndola en versión original, te dabas cuenta de que los colombianos que aparecen son la mitad de pega, vamos, que hablan con un acentazo eeuuita terrible. Así que pude echar una cabezadita en el bus.
Al llegar a Sonso, el bus hacia Cara Sucia estaba hasta los topes, así que decidí esperar al siguiente, así podría coger sitio. O eso creía yo. Joer, la segunda de la cola estaba. Para lo que duró... Según iba llegando gente, se colocaban donde les daba la gana, en muchos casos delante de mí directamente. En el resto de los casos, cuando llegó el bus, empezaron las señoras a meter culazos y como yo soy más alta a meterse por debajo de mis sobaquillos... ¡¡Qué casi me quedo sin asiento!! Pero a ver cómo te pones a empujar a una señora de por lo menos 60 años... La desmonto, así que la dejaba pasar... Pero detrás de ella, como si fuese una cuña, venían otras dos señoras más... Terrible.
Por primera vez en el viaje compré algo. Resulta que por el camino, en las diferentes paradas, se va subiendo gente vendiendo caramelos, yuca y plátano fritos, pupusas... De todo. Yo compré un agua de coco a un chaval con voz de pito que se bajó un par de paradas más adelante, supongo que para agarrar otro bus.
Cuando por fin llegué a Cara Sucia, el bus hacia el CEDEFAR estaba aparcado. Subí y me di cuenta de que todos los asientos estaban ya ocupados con bolsas... Al final del bus había un hueco donde dejé mis cosas, y me senté en la puerta trasera con las piernas colgando. En esto que aparece Chepe, que había bajado al pueblo a por más pollos de engorde y se los iba a subir en el bus. Los pusimos en la parrilla de arriba, para que no pasasen demasiado calor. Y José me contó que el bus no saldría hasta dentro de una hora... ¡Y ya estaba lleno! Pues a esperar, a ver a las señoras empujarse dentro del bus, asarse allí para guardar sus asientos... Mientras yo estaba fuera tomando un licuado de plátano, ñam. Ya nos las apañaríamos para subir.
Al final fui de pie, claro. Pero al llegar al camino de cabras, como por allí ya no hay poli, subimos a la parrilla con los pollos. ¡Qué chulo! ¡Qué vistas! ¡Qué fresquito! ¡Qué peligro! Esquivando ramas que atentaban contra nuestras vidas :P Repetiré.
Al llegar aquí arriba, organicé mi nueva casa un poco y me puse a escribir los días que llevaba atrasados. También debería escribir ya la carta para los Reyes Magos... Sí, tan pronto... Cosas de mi familia que están igual de locos que aquí, adelantando las navidades a noviembre. La semana pasada en el centro comercial ya estaban las señoritas con gorritos de Papá Noel. Con el calor que hace...
Edith no había llegado así que nos hicimos una cena Sebas y yo, Chepe se había largado a su casa. Vi el episodio de Gata Salvaje, tremendo esto de las telenovelas, me desesperan, me ponen de los nervios los actores malísimos, la trama jamás avanza... Pero enganchan. Yo tengo la excusa de que he de integrarme en la cultura. La verdad es que lo veo por tener algo de qué hablar con Sebas, que no hay quién le arranque una palabra. Eso sí, le preguntas: si la Gata está enamorada de Luis Mario y éste de ella que ¿por qué no están juntos y no la Gata casada con Patricio, que además parece ser tan malo?... Y te empieza a soltar el rollo enterito.
2 comentarios
Hugo Rodriguez -
Christian Van Der Henst S. -