Martes 18 de noviembre. CEDEFAR
Me levanté bien tarde hoy (7.30). No tenía ganas de salir a hacer todo lo que tenía que hacer. SAbía que no había desayuno porque Edith difícilmente había llegado esa mañana, así que me preparé yo el mío: agua, leche en polvo y cereales. Bien rico.
Después me dispuse a poner en remojo toooda la ropa acumulada. ¡¡¡Con mi nuevo Ariel!!! Qué Ariel y qué polladas, lo que yo necesito es una lavadora. Ahí lo puse en remojo y me fui a seguir colando piedra pómez. La ampolla que me hice ya tiene mejor pinta, por lo menos no corre risgo de infectarse. Pero los callos empiezan a formarse en ambas manos. Luego pude comprobar que el hacer la colada ayuda a quitarlos.
Mientras trabajaba, por primera vez en pantalón corto (hay que mencionarlo, llevo con pantalón largo todo el mes, y total, como me pican los bichos igual...), llegó Adonai. Abrimos una papaya recién cogida del árbol, qué ricoooo. Y luego trajo pepino y tomate. Le dije que yo así no me lo tomaba, que con un poco de sal sí, y le dió envidia y me lo trajo luego con sal. También delicioso.
Hubo que recoger algún pollito de los nuevos que se salen por la almbrada. Qué lindos. Qué ricos estarán algún día. DE momento los grandes tienen una pinta infame: medio desplumados, torpes por no moverse mucho, asfixiados de calor... Espero que no quite que luego estén ricos.
Después de comer, fui con Adonai y Chepe a casa de Jesús (otro empleado que vive un poco más arriba en la carretera) a por arena para empezar a construir el invernadero en el centro de parálisis cerebral. La calle estaba horriiibleeee. Pero el Pikachus (el pick up azul que anda Adonai) pudo con ello, a la vuelta cargado casi no, pero lo logró. En casa de Jesús, jugué un rato con sus hijos. El mayor (como 4-5 años?) me enseñó los palos (árboles en este país) que tenían plantados. El jodío sabe más que yo, qué vergüenza.
Cargamos el camión y subimos. Después me puse a hacer la colada. Creo que voy a pagar a alguna señora para que me la haga, qué dolor de manos, el jabón se me metía por todas las heridas, han debido quedar bien desinfectadas. Encima me queda la sensación de que no he hecho más que mojar la ropa, porque froto mucho, pero veo los sitios que tienen manchas y veo que con lo que froto no se van... En esos sitios froto más, pero si no hay mancha no me mato a frotar, así que a saber cómo queda en realidad.
Llegó una chica que vendía cosas de AVON, y por comprarle algo, pillé un desodorante de aroma a rosas... En realidad buscaba a Luis porque éste le debía 10$, pero tanto él como Eliseo y Lucía estaban en SanSal en una reunión.
Esta noche se supone que hay una lluvia de estrellas a las 2 am. Aquí se ha de ver de pm. A ver si no me han tomado el pelo esta gente, que capaces son. De todas formas, no sé por qué, pero me suelo despertar a la 1.45 por las noches. Esperemos que la lluvia sea bien bonita :))
Después me dispuse a poner en remojo toooda la ropa acumulada. ¡¡¡Con mi nuevo Ariel!!! Qué Ariel y qué polladas, lo que yo necesito es una lavadora. Ahí lo puse en remojo y me fui a seguir colando piedra pómez. La ampolla que me hice ya tiene mejor pinta, por lo menos no corre risgo de infectarse. Pero los callos empiezan a formarse en ambas manos. Luego pude comprobar que el hacer la colada ayuda a quitarlos.
Mientras trabajaba, por primera vez en pantalón corto (hay que mencionarlo, llevo con pantalón largo todo el mes, y total, como me pican los bichos igual...), llegó Adonai. Abrimos una papaya recién cogida del árbol, qué ricoooo. Y luego trajo pepino y tomate. Le dije que yo así no me lo tomaba, que con un poco de sal sí, y le dió envidia y me lo trajo luego con sal. También delicioso.
Hubo que recoger algún pollito de los nuevos que se salen por la almbrada. Qué lindos. Qué ricos estarán algún día. DE momento los grandes tienen una pinta infame: medio desplumados, torpes por no moverse mucho, asfixiados de calor... Espero que no quite que luego estén ricos.
Después de comer, fui con Adonai y Chepe a casa de Jesús (otro empleado que vive un poco más arriba en la carretera) a por arena para empezar a construir el invernadero en el centro de parálisis cerebral. La calle estaba horriiibleeee. Pero el Pikachus (el pick up azul que anda Adonai) pudo con ello, a la vuelta cargado casi no, pero lo logró. En casa de Jesús, jugué un rato con sus hijos. El mayor (como 4-5 años?) me enseñó los palos (árboles en este país) que tenían plantados. El jodío sabe más que yo, qué vergüenza.
Cargamos el camión y subimos. Después me puse a hacer la colada. Creo que voy a pagar a alguna señora para que me la haga, qué dolor de manos, el jabón se me metía por todas las heridas, han debido quedar bien desinfectadas. Encima me queda la sensación de que no he hecho más que mojar la ropa, porque froto mucho, pero veo los sitios que tienen manchas y veo que con lo que froto no se van... En esos sitios froto más, pero si no hay mancha no me mato a frotar, así que a saber cómo queda en realidad.
Llegó una chica que vendía cosas de AVON, y por comprarle algo, pillé un desodorante de aroma a rosas... En realidad buscaba a Luis porque éste le debía 10$, pero tanto él como Eliseo y Lucía estaban en SanSal en una reunión.
Esta noche se supone que hay una lluvia de estrellas a las 2 am. Aquí se ha de ver de pm. A ver si no me han tomado el pelo esta gente, que capaces son. De todas formas, no sé por qué, pero me suelo despertar a la 1.45 por las noches. Esperemos que la lluvia sea bien bonita :))
0 comentarios