Viernes 31 de enero.
Otro día que no recuerdo muy bien. Pasé la mañana escribiendo una carta para Pablo y escuchabdo música. A medio día me fui para San Salvador, llegué bastante temprano porque quería ir con Érika a ver "El último Samurai". Me han dicho que menos mal que la vi en versión original subtitulada, que el doblaje del japonés daba pena. Yo lloré a mares hacia el final de la película y Érika se reía de mí: de verdad estás llorando? Y yo le restregaba mi cara húmeda contra su brazo. De nuevo se nos olvidó llevar un jersey al cine, con el A/C a toda máquina y Érika tapándome con los bolsos que traíamos.
A Érika le vino de perlas el salir de casa y despreocuparse, su novio tenía que haber llegado ya hacía horas a casa y no lo había echo. Por fin, después del cine llamó y sí que estaba allí, quedaron que el sábado ella iría allá. Ya me dejó sola y qué envidia, su novio había vuelto ya, por 15 días y yo sin el mío, snifff.
A Érika le vino de perlas el salir de casa y despreocuparse, su novio tenía que haber llegado ya hacía horas a casa y no lo había echo. Por fin, después del cine llamó y sí que estaba allí, quedaron que el sábado ella iría allá. Ya me dejó sola y qué envidia, su novio había vuelto ya, por 15 días y yo sin el mío, snifff.
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